«En esto sabemos lo que es el amor: Jesucristo dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos». 1 Juan 3:16
Cuando miramos la muerte de Cristo en la cruz, estamos mirando el significado más profundo del amor. El padre dio a su amado hijo para que muriera en nuestro lugar. El Hijo se entrega voluntariamente para que también nosotros podamos ser llamados hijos de Dios. Dios nos ama entregándose en la cruz para que podamos participar en su comunión eterna.

Este amor profundo y grande estamos llamados a ejercerlo entre nosotros. Así lo afirma el propio Jesús cuando nos da un mandamiento nuevo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15,12). Jesús nos llama a amar a semejanza de su amor en la cruz, es decir, de forma sacrificada y voluntaria.
Al imitar este acto de amor de Cristo estaremos cada vez más cerca del glorioso propósito para el que fuimos llamados. La obra de Cristo en nosotros nos salva y nos libera del pecado, pero también imprime en nosotros, cada día, la imagen del Hijo amado (Rom 8,29). ¡Ama y sirve como Jesús amó!
Nuestra identidad
Una familia de discípulos de Jesús, fundamentada en la Biblia, comprometida con la Reforma, que proclama la buena nueva de la salvación, que trabaja por la restauración de las personas y que coopera en la construcción del reino de Dios.