El Libro del Éxodo, en los capítulos dedicados a contar la historia de las plagas enviadas por Dios para llevar a cabo su juicio sobre Egipto, menciona que el Faraón se endureció o tuvo su corazón endurecido por Dios. Pero, ¿qué significa exactamente esto? Hay tres palabras hebreas que indican el endurecimiento del corazón del Faraón en las Sagradas Escrituras.
«Hazaq» – esta palabra aparece en los siguientes pasajes bíblicos (Éxodo 4.21; 9.12; 10.20; 10.27; 11.10; 14.4; 14.8; 14.17). Esta palabra indica que el Señor haría que el corazón del Faraón estuviera «firme».
«Qashah» – se encuentra en Éxodo 7.3, es esta palabra indica que el Señor haría que el corazón del Faraón se volviera «duro» o «insensible».
«Kabed» – esta palabra se encuentra en Éxodo 10.1, y significa que Dios hizo que el corazón del Faraón se volviera «pesado» o insensible a la influencia divina.
Las 10 plagas en Egipto fueron un duro golpe de muerte para todas las deidades egipcias, pero no sólo eso. También fue una oportunidad para que el Faraón y el pueblo egipcio se quebraran y se volvieran al Dios de Israel. El sufrimiento es la pedagogía de Dios para quebrantar el corazón endurecido, pero no todos son quebrantados ante el Eterno (observa Ap 9.20-21).
Al enviar las primeras cinco plagas, vemos en la Biblia que es el corazón del Faraón el que se «endurece»; (cf. Ex. 7:22; 8:15; 19; 32; 9:7). Después de la sexta plaga, la situación se invierte. Vemos que Dios ha endurecido el corazón del Faraón (Ex. 9.12; 10.1; 20; 27; 11.10; 14.4; 8; 17) o lo hace pesado, cf. la palabra hebrea «Kabed» que se encuentra en (Ex. 10.1). Esta palabra es un mensaje de condena para el poderoso Faraón.
Para los egipcios acostumbrados a las diversas deidades de su mitología, el mensaje de Dios al Faraón es claro: hacer que el corazón del Faraón se agobie significa que ya no hay posibilidad de salvación para el rey de Egipto. Hoy en día, vivimos en el llamado período de gracia.
Es hora de volverse a Dios con arrepentimiento, lágrimas y súplicas. El mensaje de la carta a los hebreos es claro: «Si hoy oís su voz, no endurezcáis vuestros corazones» (Heb. 3.8). Cuidemos de no tener un corazón obstinado y rebelde, como el de Faraón, que nos aleja del Dios vivo (Heb. 3.12).
Nuestra identidad
Una familia de discípulos de Jesús, fundamentada en la Biblia, comprometida con la Reforma, que proclama la buena nueva de la salvación, que trabaja por la restauración de las personas y que coopera en la construcción del reino de Dios.