«Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el padre sea glorificado en el hijo. Si pides algo en mi nombre, lo haré. Juan 14.13-14
Si Dios conoce no sólo el pasado sino también el futuro, ¿cómo nos atrevemos a decirle ¿qué es lo mejor para el futuro? Esta es una pregunta difícil. La respuesta que demos determinará en gran medida cómo oramos y qué esperamos de nuestras oraciones. La biblia nos responde en al menos 4 aspectos:
Oramos porque hemos sido motivados a orar por el mismo Dios al que oramos. La mayoría de la gente cree que somos nosotros los que iniciamos la oración cuando nos precipitamos a la presencia de Dios con nuestras peticiones y problemas. En absoluto. Mucho antes de que pensemos en rezar, el Dios al que rezamos nos ha estado preparando para hacerlo. Nuestra oración es una respuesta. Cuando una necesidad viene a nuestra mente y oramos, es porque Dios tiene una respuesta que darnos sobre ese asunto. La respuesta no siempre puede ser un «sí»; puede ser un «no» o un «después». Pero en el momento en que nos sentimos impulsados a rezar, la respuesta está lista.

No oramos tanto para cambiar la opinión de Dios, oramos para recibirla. Cuando oramos y escuchamos a Dios, Él puede y quiere transmitirnos sus pensamientos. Con demasiada frecuencia, pensamos en la oración como un acto por el que buscamos cambiar la opinión de Dios sobre algún asunto. Ese no es el propósito de la oración.
Oramos porque Dios ha puesto a disposición ciertos recursos de su poder y amor que no se liberarán hasta que oremos. Nos ha llamado a ser sus colaboradores en el mundo. A menudo retiene sus bendiciones hasta que oremos. Su deseo es que nos acerquemos a Él como hijos y compartamos nuestras necesidades con Él.
Oramos porque cuando nos dirigimos a Dios, nuestro Padre, más nos acercamos a la fraternidad del hombre. Dios busca acercarnos unos a otros a través de la oración. Es su voluntad retener muchas de las bendiciones que buscamos para los demás hasta que recemos por ellos.
Por último, ¡qué emocionante es darse cuenta de que a través de la oración participamos con Dios en lo que Él desea hacer en nuestras vidas hoy!
Nuestra identidad
Una familia de discípulos de Jesús, fundamentada en la Biblia, comprometida con la Reforma, que proclama la buena nueva de la salvación, que trabaja por la restauración de las personas y que coopera en la construcción del reino de Dios.